La Importancia de la incorporación de una Estrategia Integral de Transformación Digital en nuestras Aulas
Por: Mónica Álvarez, Directora Académica, Escuela Yavne
La transformación de los procesos educativos no es opcional; es una necesidad urgente. Las instituciones educativas deben enfrentar este reto estratégico con el objetivo claro de generar un impacto real en los resultados de aprendizaje. Los enfoques fragmentados y las inversiones en tecnología sin una visión de futuro ya no son suficientes.
Durante los últimos 25 años, hemos centrado nuestros esfuerzos en la implementación de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC), equipando nuestras aulas con computadoras, servidores, tabletas, internet y hasta dispositivos móviles. Sin embargo, estos esfuerzos, aunque bien intencionados, han ofrecido beneficios parciales. Nuestros alumnos no están alcanzando los niveles de aprendizaje esperados para enfrentarse de manera efectiva a los complejos desafíos de la Era Digital.
Aquí radica el verdadero reto: no se trata solo de incorporar tecnología, sino de diseñar una estrategia integral que transforme radicalmente los resultados del aprendizaje. Si bien el uso de software y herramientas tecnológicas —desde plataformas ofimáticas (Word, Excel, PowerPoint) hasta software empresarial (SAP, Dynamics, Oracle), de diseño como AutoCAD, de creación de música, etc., es importante, estos recursos por sí solos no garantizan una mejora sustancial en el aprendizaje para la formación digital, solo son herramientas.
Es crucial entender que enseñar con nuevos recursos digitales no implica automáticamente un aumento en el aprendizaje significativo. La verdadera transformación solo se logrará si implementamos una estrategia digital que esté orientada hacia resultados cuantificables y medibles, asegurando un impacto real en la capacidad de los alumnos para analizar, resolver problemas y aplicar conocimientos en contextos reales.
Incluso la adopción de tecnologías actuales como los Modelos de Lenguaje Amplios (LLM) —por ejemplo, ChatGPT—, que son herramientas poderosas en el ámbito académico actual, representa solo una fracción del potencial que podemos alcanzar. Si nuestras acciones se limitan a incorporar lo último en tecnología sin una estrategia clara, seguiremos viendo resultados educativos que no responden a las expectativas de mejora.
Lo que necesitamos es un cambio de paradigma. No podemos medir el éxito de nuestra transformación digital por la cantidad de tecnología que se introduce en el aula, sino por cómo esta tecnología impulsa mejoras medibles y sustanciales en el proceso de aprendizaje. La clave radica en diseñar una estrategia que no solo fomente el uso de nuevas herramientas, sino que garantice un incremento significativo y sostenible en los niveles de aprendizaje, medido a través de métricas precisas y resultados comprobables.
Estamos en un punto crítico. Necesitamos adoptar una visión más ambiciosa, donde la tecnología sea el medio para alcanzar resultados educativos claramente definidos y evaluables. Solo una estrategia integral, con un enfoque claro en los resultados de aprendizaje, puede garantizar que nuestros estudiantes estén preparados no solo para integrarse al mercado laboral, sino para liderar en un mundo cada vez más exigente y digital.
El futuro no esperará. Si no actuamos ahora con una estrategia robusta y orientada a resultados, no solo perderemos la oportunidad de mejorar nuestro sistema educativo, nuestra oferta educativa, será como muchas más y tendremos a nuestros alumnos mal preparados para un mundo que ya está demandando habilidades que aún no estamos desarrollando de manera efectiva, mediante la incorporación de las nuevas tecnologías.
La transformación digital no es solo una cuestión de enseñanza, sino de aprendizaje. Debemos asegurar que cada avance tecnológico que introduzcamos esté directamente vinculado a una mejora sustancial y medible en los resultados de aprendizaje. El momento de actuar es ahora.